Después de vaciar el cajón de todos los papeles, ves un pequeño agujero en uno de sus laterales de madera. Con cierto nerviosismo pones el dedo dentro y tiras con fuerza. Se levanta algo de polvo y estornudas varias veces mientras colocas la mano dentro del habitáculo recién abierto. Palpas a tientas esperando encontrar algo más que la tela de una araña y para tu sorpresa, tus dedos topan con un portafolio enrollado con papeles dentro de diversos tamaños. No sabes si estar contento por tu hallazgo o preocupado por encontrar algo que su propietario quiso esconder, por alguna razón, de personas como tú.